En nuestro país, tenemos la grandísima suerte de contar con la presencia de un gran carangído, que aunque poco conocido y escasamente apreciado gastronómicamente, alcanza un tamaño imponente y brinda una épica lucha, un coloso que hará las delicias de aquellos pocos pescadores que armados de paciencia dedique horas y horas a su pesca, son animales escasos y esquivos, por lo que no pocas veces, quizá la mayoría, obtendremos un resultado infructuoso aunque con tenacidad, conocimiento y un equipo adecuado podemos hacer de nuestros sueños una realidad.
Son numerosas las especies predadoras objeto de pesca en todo el mundo pero solo unas pocas pueden ser consideradas especies emblemáticas. Las más buscadas son perseguidas por sus virtudes deportivas, la calidad de su carne o, en el mejor de los casos, por ambas cosas.
Acompañados de un buen equipo podemos disfrutar de una espectacular pelea y realizar una captura que recordaremos toda nuestra vida.
Como reconocer al palometón
Se trata del mayor pez predador costero y el segundo mayor carángido de nuestras aguas, que únicamente es superado por la serviola. Es un auténtico gigante que puede llegar a medir 2 m y pesar más de 50 kg pero, debido a la sobrepesca, los ejemplares de más de 20 kg resultan muy escasos.
Su cuerpo es alargado y de forma ligeramente ovalada, bastante ancho y comprimido lateralmente. Tiene una cabeza, una boca y unas aletas no demasiado grandes en relación a su tamaño, exceptuando la caudal que es grande, fuerte y arqueada. Su coloración es plateada con variedad de matices, resultando de ellos un color pardo-verdoso oscuro en el lomo y aclarándose gradualmente en los costados hasta tomarse blanco plateado en el vientre. Su piel es suave y de escamas no muy aparentes, en la que destaca, a la altura del centro de su cuerpo, una línea lateral muy marcada y de apariencia sinuosa.
Habita en toda la cuenca del Mediterráneo, el Atlántico oriental, desde el Cantábrico hasta Sudáfrica y el índico, desde el Cabo de Buena Esperanza hasta las costas del oeste de la India, resultando su población más abundante en el Mediterráneo y Atlántico. En nuestro país podemos encontrarlo entre los 0 y 50 m de profundidad aunque es mucho más abundante en la franja situada entre los 4 y los 12 m. Tiene costumbres migratorias y retoma a nuestras costas en los meses de abril o mayo con el objetivo de reproducirse. Tras ella, pasa los meses cálidos del año cazando en nuestras costas hasta finales de noviembre, coincidiendo con el descenso de temperatura otoñal, momento en que se dirigen hacia el sur los últimos ejemplares presentes en nuestro litoral que buscan las aguas más cálidas del continente africano aunque sus migraciones pueden adelantarse o retrasarse dependiendo de la meteorología de cada año.
El palometón vive en cardúmenes cuando es inmaduro y que se reducen en número de ejemplares al aumentar éstos de tamaño. Los mayores ejemplares pueden ser solitarios aunque no es raro observar parejas o incluso 3 o 4 individuos cazando en grupo, sobre todo en época reproductiva.
El mejor cebo para la pesca del palometón
Su dieta se basa mayoritariamente en lisas, espetones, agujas, jureles, sardinas, anchoas, alachas, caballas, pulpos, calamares y sepias.
Resulta factible su pesca en cualquier punto del litoral aunque es preferible tentarlos en aquellos lugares donde son más numerosos. Para este carángido resultan zonas especialmente querenciosas los deltas y estuarios donde se mezcla el agua dulce con la salada, introduciéndose en los grandes ríos en busca de su presa favorita, las lisas. Otros lugares donde podemos encontrarlo es al final de grandes espigones que dan a mar abierto, puertos pesqueros o deportivos y en chorros de térmicas y nucleares.
Los mejores sitios para pescar palometones
A pesar de que son numerosos los ríos que desembocan en nuestras costas, resultando sus desembocaduras excelentes puntos para tentar a nuestro mayor predador, solo unos pocos de estos enclaves resultan verdaderamente privilegiados para la pesca de esta especie, tanto por el número de capturas como por el tamaño de las mismas. Estos lugares coinciden con las desembocaduras de los mayores ríos y grandes humedales de nuestro país (Las Marismas del Guadalquivir, el Golfo de Valencia y el Delta del Ebro). Este último es un clásico en la pesca de palometones y anjovas hasta el extremo de ser un destino destacado para numerosos pescadores de otros países que se congregan año tras año en busca de tan ansiados trofeos.
Las características físicas y biológicas del enclave son ideales para nuestro carángido. El Ebro, el río más caudaloso de la Península, vierte sus aguas cargadas de nutrientes al Mediterráneo. Forma un extenso delta salpicado de lagunas y con una amplia red de canales para el abastecimiento de arroz, rodeado de playas someras y al amparo de grandes barras de arena que delimitan dos extensas bahías. Tanta riqueza de nutrientes y diversidad de hábitats propician la existencia de una abundante biomasa cuya base es el plancton del que se alimentan los peces pasto y tras éstos, como es natural, acuden los grandes predadores.
Es en abril y mayo el momento en que el agua de las bahías tiene una temperatura ligeramente superior a la del mar, cuando los mayores ejemplares entran a desovar en ellas. Podemos verlos en pequeños grupos deambulando en las inmediaciones de las mejilloneras en busca de presas o de un congénere con el que procrear. Es una breve aunque magnífica oportunidad para medimos con estos gigantes que se encuentran concentrados en este lugar. Este festival dura poco tiempo, pues a medida que nos adentramos en la época cálida, aumenta rápidamente la temperatura del agua en las áreas someras. Es entonces cuando esta especie abandona las bahías, primeramente la del Fangar, algo más pequeña, buscando las aguas más templadas de mar abierto. Otro punto excelente para tentarlos durante toda la temporada es la desembocadura del río Ebro y playas anexas.
En el tramo final del río resulta factible su pesca, pues en no pocas ocasiones lo remontan en busca de presas, pero sin duda, el lugar que resulta más productivo, es la zona exterior de la desembocadura, donde confluyen el agua dulce con la salada y la zona inmediata a ésta, donde comienza el mar, aumentando la profundidad, donde, a nivel general, entre los 3 y los 10 m de profundidad se obtienen el mayor número de capturas. A derecha e izquierda de la desembocadura encontramos kilómetros de playas vírgenes en muchas de las cuales desaguan canales y acequias, puntos calientes muy interesantes de prospectar.
Como y donde localizar palometones
Las playas son territorio de caza de la especie y en éstas no hay ninguna referencia concreta que pueda indicarnos su presencia porque se dedican a deambular durante todo el día realizando brutales episodios de predación. La mejor opción será realizar derivas en diversos puntos a lo largo de la costa, prospectando con ayuda de la sonda las distintas profundidades hasta dar con algún individuo en actitud de caza y así establecer un posible patrón de pesca.
El objetivo de las derivas es el de abarcar la máxima extensión posible de superficie dentro del área donde se desenvuelve la especie y para poder realizarlas deberemos tener en cuenta la dirección y velocidad del viento además de las corrientes, que son los motores naturales que nos desplazarán por la superficie marina. Dependiendo de estos factores puede ser que las derivas nos acerquen a la costa, que nos alejen o que nos hagan avanzar en paralelo a ésta.
Una vez que nos alejemos de la zona que nos interesa, con un golpe de motor, buscaremos un nuevo punto donde iniciar la siguiente deriva. Si la ausencia de viento no nos permite avanzar optaremos por cambiar frecuentemente de posición, realizando unos pocos lances cada vez. No es práctico lanzar muchas veces en el mismo lugar, ya que si se encuentra un palometón en las cercanías, a buen seguro, un par o tres lances serán suficientes para atraer su atención y
propiciar una persecución o un ataque. Si advertimos cambios de color, turbidez o de profundidad en el agua, incidiremos especialmente en estos lugares pues son muy frecuentados por la especie en sus partidas de caza, ya que les permiten sorprender a sus presas, acechándolas normalmente desde la franja más oscura o turbia.
La localización es un factor clave en la pesca de esta especie dado que presenta una gran movilidad. No es extraño tentarlos con escaso resultado en lugares donde un día antes se encontraban en buen número, teniendo que realizar grandes desplazamientos hasta dar con algún ejemplar. Hemos visto, a grandes rasgos, los puntos calientes donde tentar a esta especie y cómo localizarla. Partiendo de esta base, deberemos tener en cuenta un aspecto muy importante para pescar en esta zona: este lugar cambia año tras año, normalmente debido a las tormentas y a las fluctuaciones del nivel del río que aportan o restan sedimentos, variando el paisaje, modificando la desembocadura y barras de arena, así como los fondos, lo que nos obliga a observar y aprender de las nuevas condiciones.
Los lugareños o visitantes asiduos están acostumbrados a tan inestable medio físico pero para un visitante ocasional, la pesca en este lugar puede resultar algo más complicada. Otro aspecto a tener en cuenta es que la presencia en la zona de esta especie no es constante. Existen periodos de relativa abundancia de individuos que alternan con otros momentos de inexplicable ausencia. Los motivos de estas fluctuaciones son variados en los que influye la climatología y la presencia o ausencia de peces pasto, aunque en ocasiones no existe un motivo aparente y resulta un auténtico enigma para el pescador. Podemos pescarlo con éxito desde la primavera hasta finales de otoño; a principios de temporada su número es más escaso pero los ejemplares suelen ser de buen tamaño. En julio y agosto se aprecia un cierto parón de las capturas que vuelven a aumentar a partir de septiembre, constituyéndose junto con agosto uno de los meses en los que poder capturar los mayores ejemplares por la gran cantidad y variedad de especies de peces pasto presentes en la zona.
La pesca del palometón con señuelos de superficie
Una vez que hemos visto dónde y cómo localizar esta especie, centrémonos en los detalles técnicos de su pesca. Muchos son los sistemas de pesca utilizados para su captura : pesca a cebo, pesca con pez vivo, curricán costero y pesca a spinning con grandes señuelos de superficie, modalidad relativamente novedosa y de gran expansión debido a su espectacularidad. Los amantes de las emociones fuertes se decantan por esta última. Para su práctica, los señuelos que emplearemos son poppers, pencil popppers y paseantes de buen tamaño, entre 12 y 20 cm.
La técnica con los poppers es sencilla. Utilizaremos una cadencia de golpes de muñeca más o menos rápida, sin grandes pausas, golpes bruscos apuntando la caña hacia abajo a fin de mover mucha agua y emitir un fuerte sonido y vibraciones que faciliten la detección del señuelo. Con pencil poppers y paseantes, el método más eficaz consiste en recoger muy rápido por la superficie del agua provocando chapoteos, salpicaduras y algún cambio súbito de dirección que inciten a atacarlo.
La velocidad es un factor clave para atraer a esta especie y evitar que distinga el engaño. Una vez que veamos al animal detrás del señuelo no dudaremos en recoger a toda velocidad ya que no existe carrete capaz de superar en velocidad a un palometón persiguiendo a una presa. En algunos casos la persecución culminará en ataque. Otras muchas veces, se limitarán a perseguir el señuelo hasta la misma barca para hundirse o cambiar de dirección al detectar el engaño. Si queremos evitar esta situación, pararemos en seco el señuelo a cierta distancia de la barca e iniciaremos una recogida tipo walking the dog, resultando menor la velocidad de recogida a causa del sinuoso movimiento y por tanto facilitando la captura del artificial.
Si tenemos la suerte de topamos con una pareja o un pequeño grupo, tenemos mucho a nuestro favor porque la lucha por el alimento les hace perder su natural cautela, originando una auténtica competición por capturar el señuelo, regalándonos un espectáculo increíble. Una vez notemos el peso del animal, clavaremos fuertemente, antes no, ya que si nos anticipamos, podríamos sacarle el señuelo de la boca y perderíamos la oportunidad de capturarlo. Resulta del todo imprescindible tener el freno bien regulado, pues uno de estos gigantes es capaz de vaciar un carrete a toda velocidad por lo que no está de más tener el motor de la embarcación encendido por si para recuperar sedal tenemos que ir tras nuestra captura.
Debemos tener en cuenta la inesperada revitalización de la captura que se produce una vez que intentamos acercarlo a la embarcación cuando ésta toma conciencia de peligro inminente. Es un momento delicado que de pillarnos desprevenidos puede hacer que perdamos la pieza por rotura del sedal o al perder la tensión de la línea, desclavándose.
La mejor opción, captura y suelta del palometón
Es una opción personal que en el caso de los grandes palometones puede resultar beneficiosa si queremos seguir contando con una población viable, deportivamente hablando, en el futuro.
Su carne no es muy valorada, resultando el mayor atractivo su espectacular pelea. Una buena foto y el placer de colaborar en su conservación pueden ser los mejores premios en una jomada de pesca.