Las playas de renombre en doradas suenan en nuestra mente buscando la ocasión en la que el tiempo cambie y el viento role a la dirección adecuada para tal o cual cala, y salir a buscar algún buen ejemplar de dorada, intentando localizar el punto donde las más grandes han entrado a comer y poder sacar piezas de autentico record.

En esta ocasión vamos a buscar doradas en los fondos donde menos las buscamos, los de roca. No pensemos en el fondo tumultuoso de escollera o de roca donde nos da miedo enrocar, buscaremos los fondos planos de roca sobre los que la pesca accede a fondos muy bajos en muchos acantilados y calas.






Sobre estas planchas de roca bajo las que viven buenos bancos de sargos, alguna que otra familia de corvas, pargos y borriquetes entre otros, la pesca pasa habitualmente, y hablamos de lubinas, serviolas, doradas y otros, por lo que el pescador que localiza un fondo así, a veces casi no pisa la arena de la playa.

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Doradas sin arena

Muchos de nosotros no entendemos que se pueda salir a buscar doradas fuera de los extensos arenales donde las solemos pescar, herreras y doradas son para el pescador de surfcasting sinónimos de playa abierta en la que, además hay que lanzar bastante lejos para sacar buenas piezas tanto en la entrada como en los meses en que se han aquerenciado a la zona.

Sin embargo a menudo dejamos pasar muy buenas ocasiones evitando acudir a algunas zonas en las que por contar con fondos de rocas, pensamos rápidamente que allí las doradas no tienen ni entrada ni paso habitual según las fechas. Gran equivocación, esto pensarán quienes cada año acuden unas cuantas veces a tentar los bancos de doradas que sí frecuentan.

De todas formas el pescador ocasional de doradas sabe que allí donde hay piedras y losas en el fondo se corre un enorme riesgo de enrocar, nunca se sabe si al recoger enrocaremos plomo o anzuelo, y encima de todo esto, hay ocasiones en las que clavamos una buena pieza y acabamos perdiéndola por culpa de las rocas.

Debemos remitirnos a la experiencia y al cambio de enfoque que hacen algunos especialistas en doradas para comprobar que si bien es los arenales es donde de forma más cómoda podemos pescar doradas tanto de día como de noche, los roqueros albergan no sólo bandos de doradas medianas, sino también abundantes ejemplares de gran tamaño.

Sobre estos fondos rocosos un cangrejo supone un manjar difícil de despreciar por una dorada de buen tamaño.

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El roquero de paso

Desde primeros de año buscamos las primeras doradas en las playas abiertas donde sabemos que suelen acudir en las avanzadillas que meten doradas de tamaño medio al alcance de nuestros lances, aunque las aguas estén aún frías, pero las doradas estrenan el año con alguna sorpresa para algunos pescadores, a veces con ejemplares de muy buen tamaño.

Igual que entran a las playas, entran a los roqueros, la diferencia es que habitualmente sabemos qué playas suelen tener algunas doradas en los primeros pasos, y desconocemos a qué calas rocosas o roqueros continuados llegan en esas fechas y hasta bien entrada la primavera.

Lo ideal es buscarlas en las playas donde tenemos algún roquero sumergido a media distancia, buscando con nuestros lances las inmediaciones de las últimas rocas con el fondo de arena donde aún teniendo alguna piedra suelta, tenemos pocas enrocada.

Buscaremos siempre por el lateral donde el agua combate menos, eso sí, en días en los que la mar está calmada o un poco rizada a lo sumo, y con poco viento.

Salientes y puntas rocosas

Buscaremos también las puntas rocosas que dan entrada o paso a las playas en las que sabemos que entran a comer, hay ocasiones en las que la playa se ha cambiado por la acción de los temporales y desconocemos en las primeras visitas en qué zonas está la comida para las doradas, por lo que podemos perder varias jornadas intentando dar con el pesquero bueno.

Sin embargo, las doradas recorren los salientes y puntas rocosas camino de estos arenales, ahí podemos cortar el paso de unas cuantas en días favorables. Lo ideal es llegar con nuestros lances a la franja de arena para evitar enrocadas si no conocemos bien cómo es el fondo, pero olvidemos el recurso de lanzar sobre las losas, plataformas rocosas y caños que encontraremos en estos salientes, por allí, con total seguridad, se mueven las doradas de paso.

Losas y plataformas de roca

No pensemos en fondos de rocas amontonados, ahí poco podemos hacer, salvo que sea un fondo muy somero y tentemos a las doradas con montajes flotantes; para pescar a fondo entre rocas debemos buscar zonas donde la dorada pase y vea bien el entorno, así encuentra comida entre las rocas, salvo cuando entra a por mejillones, entonces busca racimos en zonas más escondidas para comer con tranquilidad.

Los mejores fondos son aquellos de roca natural que están formados por grandes piedras planas o losas que van dándose continuidad en una extensión variable; notaremos, en días de aguas claras, que muchas de estas rocas tienen muy pocas algas y lapas en la parte de arriba, la que vemos desde fuera del agua.

Ahí es el lugar adecuado para colocar cebos jugosos , muy llamativos y a los que la dorada que pasa buscando de vista la comida no pueda renunciar; en estos fondos la dorada entra de golpe al cebo, lo absorbe del tirón y sigue nadando, insisto, salvo que tenga que triturar conchas, la dorada come y se mueve en las rocas, en la arena a veces se entretiene algo más.

Algas y cangrejos

Este tipo de fondo lo encontraremos tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico, a veces se trata de un suelo continuo de piedra que incluso forma una serie de estrías por la acción de la erosión del agua durante los siglos;  estos pequeños surcos albergan tanto verdaderas alfombras de algas como cangrejos y una buena cantidad de gusanos de diferente tipo; si tenemos localizado un fondo así, no dudemos en probar allí, no importa que no estemos lanzando a mucha profundidad, si el lugar es tranquilo, las doradas y los sargos entran buscando por allí.

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Los dichosos enganches

Incluso desde la playa a veces llegamos a encontrar estos fondos, no sólo en los acantilados , y entonces, aunque la mayoría se marche a plantar los cañeros en fondos de arena, cuando la mar está un poco revuelta levantando el fondo como para sargos pero no para doradas, estos fondos son muy buenos pues las doradas suelen entrar allí a comer, aunque si está muy cerca de la orilla, lo habitual será clavar ejemplares pequeños o medianos; las grandes doradas con algo de movimiento y poco fondo, se mueven más cautas.

Suelen ser mejores caños los que están enfrentados al fondo, pero tampoco hay que desaprovechar los caños oblicuos e incluso con trazado variable o en zigzag.

Importante: a lo que más tememos es a enganches en este tipo de fondos, y por ello debemos afinar en el montaje y sobre en el plomo empleado. Por lógica los plomos de bola, pera o puro rodarán con el vaivén del agua o con la inclinación que tenga la losa sobre la que caiga y es fácil que termine enganchándose; un plomo que suele dar buen resultado es el de aro pues se pega muy bien a la roca y no se suele mover, y a falta de este modelo, uno de dos alas grandes, con ello casi aseguramos que tampoco ruede.

Un pasillo de entrada: los caños

Visto que algunos fondos de roca tiene buen potencial para atraer a las doradas, vamos a comentar algunos aspectos que nos ayuden a sacar algunas en los lugares más buscados entre los fondos de roca, lo que es el sur peninsular se conocen como ” caños ” unos pasillos naturales por donde las doradas entran a comer hasta la misma orilla.

Se suelen ver desde fuera del agua sin demasiados problemas, bastará con observar bien en los días de aguas claras para comprobar cómo hay zonas en las que se ven unos pasillos que contrastan en color, siendo siempre más claro que el de las rocas del alrededor, sobre todo n aquellos roqueros, sobre todo en aquellos roqueros flanqueados por playas de arena blanca.

La dorada suele tomar estos pasillos cuando viene desde mar a dentro, sobre todo al principio del tiempo de paso, pensemos que acceden desde el fondo a las zonas menos profundas buscando comida; por el contrario, cuando las doradas se han asentado suelen tomar mejor las zonas de losas, pues en ese tiempo recorren la costa en vez de acceder siempre desde mar abierto. Suelen ser mejores los que están enfrentados al fondo según comentamos, pero tampoco hay que desaprovechar los caños oblicuos e incluso en zigzag ya que en cuanto la corriente varía, la pesca toma unos u otros en función de por dónde llega la corriente de salida por esa zona, la pesca siempre entra con la corriente de cara, así encuentra mejor la comida que viene buscando.