Hola amigos, seguro que a muchos de vosotros os ha pasado alguna vez que cuando notáis que hay muchos bancos de morralla por la superficie es muy difícil clavar una buena pieza ahí, donde tanta morralla nos indica que el pescado de talla no se encuentra por la zona, En esos casos no hay nada mejor que montar un buldó o bombeta con un anzuelo terminal en el que ensartaremos una gusana (coreana, catalana…), siempre de pequeño tamaño y capturar un buen puñado de esos peces pequeños. Cuando comprobemos que el banco de morralla ha desaparecido, lo mejor que podemos hacer es montar uno de esos pececillos y pasarlo por el conocido “ascensor” por la franja vertical de la playa que hemos estado pescando. Probablemente ahí podamos clavar entonces una buena pieza.

En verano sabemos que la pesca está restringida entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche en la mayoría de las playas; en septiembre termina en muchos municipios costeros esta medida restrictiva, por lo que podremos en breve prolongar un poco más nuestras jornadas matutinas de pesca. Hay veces en las que recogemos a media mañana y nos vamos a marchar cuando vemos que la caña de otro pescador sacude un “estacazo” y se trata de una buena pieza, por lo que muchas veces interesa aprovechar bien la media mañana buscando a conciencia peces grandes, las doradas y las lubinas solitarias recorren a veces las playas en torno a cien metros o algo más, por lo que no está de más, si hemos estado por ejemplo a herreras, cambiar luego y apostar por aparejos y cebos que pesquen mejor estos peces mayores. Al menos una caña debe dedicarse a pescar a máxima distancia, mientras con la segunda podemos seguir trabajando la media distancia en diferentes ángulos. A veces suena la campana…