Como iniciarse en la pesca de la morena

Las morenas son fáciles de reconocer por su aspecto serpentiforme, coloración oscura y perfil desafiante. Sin embargo, son múltiples las especies de morena que existen, si bien ésta es la más frecuente en nuestras aguas. Como buena morena, presenta un cuerpo casi cilíndrico, apenas levemente comprimido lateralmente, siendo éste muy alargado, serpentiforme, tal y como hemos dicho, con una coloración negruzca, rojiza o achocolatada, con manchas y un barreado de color amarillento o blanquecino. Tiene la piel recubierta de una capa mucosa muy desarrollada, lo que la hace resbaladiza al tacto. No presenta aletas pectorales ni ventrales, teniendo sólo anal y dorsal, que están prácticamente soldadas (recorren casi todo el cuerpo y se unen en la puntiaguda cola).

La cabeza no es excesivamente grande, pero está dotada de unas mandíbulas muy desarrolladas, con potentes maxilares y afilados dientes en mandíbulas y vómer. Sobre el hocico aparecen dos pares de orificios nasales, siendo los primeros de aspecto tubular. Los ojos son bastante pequeños, y es que es un depredador nocturno que tiene muy desarrollado el campo olfativo. Tras la cabeza, donde terminaría el supuesto opérculo, aparecen las aperturas branquiales, que en el caso de la morena son realmente pequeñas. Alcanza aproximadamente 1,5 metros de longitud. La mordedura de este pez reporta dolorosas heridas por la toxicidad que presentan en la saliva, por lo que deben extremarse las precauciones en el manejo, más aún si la morena se encuentra herida por el anzuelo de nuestro aparejo.

Lo más curioso de este pez es que, al igual que ocurre con la anguila, tiene una fase larvaria pelágica de varios años (al parecer dos o tres), en la que adopta una forma plana, similar a una hoja de olivera, llamada entonces leptocéfaIo. Tras esta fase larvaria, el pez cambia de fisonomía y se torna cilíndrico, momento en el que adopta un modo de vida bentónico, ligado al fondo

Los mejores sitios para pescar morenas

Morador clásico de los roquedos de agua clara de todas nuestras costas españolas (ocupa el Mediterráneo y el Atlántico), siendo especialmente abundante en las aguas más cálidas, como sucede en las islas Canarias, donde Muraena helena es además acompañada por varias especies más de óptimo subtropical. Se caracteriza por ocupar oquedades rocosas bastante próximas a la costa, donde suele permanecer inactiva durante el día, o apenas asomando la cabeza, a veces en actitudes desafiantes o incluso agresivas.



¿Cuál es el mejor cebo para pescar morenas?

Sin duda el mejor cebo para pescar morenas es la sardina. Como su aspecto hace presagiar, la morena es un feroz depredador. Muestra una actividad claramente lucífuga, siendo al amparo de la noche cuando se decide a abandonar su agujero para salir a cazar, capturando peces, moluscos e incluso crustáceos.
Los peces, muertos o vivos y los moluscos cefalópodos son sus víctimas preferidas.

La pesca de la morena





La pesca de la morena pasa fundamentalmente por el rockfishing o el surfcasting en ambientes rocosos. Un cebo generoso, compuesto por una sardina, suele ser la mejor opción, ya que la morena tiene un olfato sumamente desarrollado. No es demasiado extraño capturar morenas por el día, especialmente con la mar revuelta, pero no cabe duda que la noche sin luna es el momento idóneo para proceder a pescar los bonitos acantilados del norte de Cataluña, de buena parte de Alicante, Murcia o Almería, de las Baleares o de las Canarias, dejando reposar la sardina en el fondo, con las cañas bien a mano, para no dejar que congrios y morenas encuentren el refugio de las rocas tras haber caído en el engaño.
Cierto es que el estío es buena época para la morena, pero la verdad es que en la Península su pesca se practica fundamentalmente durante buena parte del otoño y el invierno, por ser menor la oferta de otras especies de supuesta mayor valía, y encontrar en los congrios una buena opción de entretenimiento, capturando morenas en bastante menor cuantía.

Curiosidades la pesca de la morena

Las diferentes especies de morena que habitan nuestras aguas son comestibles, e incluso muy apreciadas gastronómicamente en lugares como Canarias.
Tienen un agradable sabor a pescado de roca, recordando vagamente al freída al salmonete de roca o al lorito o raor. Los canarios suelen abrirla en
canal y dejarla secar una hora al sol antes de freída, para evitar el abundante chisporroteo del aceite al cocinarla.